Historia

En la Málaga del S. XVIII el mar aún llegaba a las inmediaciones de lo que hoy es la calle "Puerta del Mar", es más, la actual Alameda se diseña en ese siglo sobre el gran espacio de arenales que había producido la retirada del mismo. Una vez demolida la "Puerta del Mar" con sus torres y su muralla, la zona adquiere gran interés urbanístico y van apareciendo los edificios que definirán la arquitectura de la zona. Se levantan dos manzanas de casas que conformaron lo que hoy es la calle Panaderos y se marcó la alineación de las aceras de la calle Atarazanas.


Calle Puerta del Mar 1890 a 1900

En este marco es donde, aproximadamente en 1776, la familia Ugarte-Barrientos manda construir una casa palaciega de dos plantas con tres fachadas, la principal dando a la calle Puerta del Mar y las otras dos a la Alameda y a la calle Panaderos.

En el edificio que se construye, sobresale una monumental portada de piedra enmarcada por dos medias columnas de fustes estriados y capiteles dóricos que aguantan un entablamento (arquitrabe, friso con el escudo heráldico de la familia Ugarte-Barrientos en el centro del dintel y cornisa saliente) que soporta una elegante balconada, presentando todo el edificio una armoniosa distribución de ventanas resaltadas por sus correspondientes balcones de artísticos herrajes. Urbanísticamente y con respecto a su altura, la construcción se acoplaba perfectamente al resto de edificaciones de la zona de las que hoy sólo se conservan este palacio y el edificio ocupado por la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía.


Interiormente, la estancia más llamativa es su magnífico patio al cual se accede a través de un hall de entrada que da acceso a las plantas superiores por medio de una escalera con peldaños de mármol, la cual que se divide en dos en su segundo tramo de subida para volver a unirse en el siguiente. En el patio destacan como elementos más significativos las doce columnas de mármol que enmarcan su planta cuadrada y el lucernario que lo remata y lo protege de la intemperie, originalmente había una pequeña fuente en el centro del mismo que desapareció debido a las múltiples reformas interiores a las que fue sometido a lo largo del tiempo. Una característica a destacar es la gran altura de los techos de sus habitaciones (cuatro metros y medio en la primera planta), altura que decrece en la planta superior.

Rescatamos el pasado, construimos el futuro.

Desde su construcción y durante muchos años fue la residencia de la familia Ugarte-Barrientos y en ella pasó su infancia Dª Josefa María de Ugarte–Barrientos Méndez de Sotomayor y Casaus (1854-1891) escritora y poetisa malagueña con cuya obra "El Cautivo" fue inaugurado el Teatro Cervantes de nuestra capital. Obtuvo el título de Condesa de Parcent (curiosamente tiene dedicada una calle en nuestra capital como Duquesa de Parcent) al casarse con D. Fernando José de la Cerda y Carvajal, que entre otros títulos ostentaba los de Grande de España, noveno Conde de Parcent, primer Duque de Parcent (1914) y décimo Conde de Contamina.

En una segunda época el edificio perteneció a D. Antonio María Álvarez Net, conocido hombre de negocios de la época, gran impulsor del ensanche urbanístico de la ciudad y presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, que lo adquirió en 1865 directamente a la familia Ugarte-Barrientos con el fin de darle un destino distinto al que había tenido hasta el momento, ya que su intención era convertirlo en hotel de lujo para que diera un servicio del que carecía la Málaga cosmopolita de la época.

El encargado de diseñar la transformación del palacio de los Ugarte-Barrientos para cumplir su nuevo cometido fue D. Jerónimo Cuervo González, arquitecto entre cuyas obras destaca el diseño del Teatro Cervantes (1870), la reforma del Convento de Santa Ana del Císter e innumerables actuaciones urbanísticas a lo largo de la ciudad como alineaciones, fachadas y edificios en zonas como las plazas de la Constitución, Uncibay y la Merced (donde se encuentra la casa natal de Picasso), en la calle Larios, en Casas de Campo, etc., es decir, tuvo una participación muy activa en la configuración de lo que hoy es el centro histórico de la ciudad de Málaga.

La transformación del edificio para el nuevo destino provoca un cambio exterior radical, las dos plantas con las que originalmente fue construido pasan a convertirse en cuatro con el fin de volver a alinearlo con las construcciones que lo rodeaban y que habían sido elevadas en altura con respecto a las primeras construcciones de la zona. Como característica estructural de la reforma, se puede reseñar que las nuevas plantas añadidas decrecen progresivamente en altura, extremo que puede comprobarse observando el edificio desde la calle. Se conserva la bella portada de piedra y se mantiene la simetría del edificio al respetarse la ordenación rítmica de sus balcones tanto exterior como interiormente.

Una vez terminada la remodelación, entre finales del S. XIX y principios del S. XX, se instaló en el edificio el Grand Hotel du Roma (conocido en la ciudad como Hotel Roma) que estuvo en funcionamiento hasta el año 1907 donde, como muchos de los edificios del centro histórico, sufrió los efectos de las inundaciones que se produjeron en Málaga el 23 de septiembre de ese año por el desbordamiento del río Guadalmedina, la famosa "riá".

Posteriormente a los acontecimientos de 1907, el edificio fue alquilado a la Sociedad Franco-Española de Grandes Hoteles, pasando a engrosar la lista de hoteles que esta compañía tenía en nuestro país y cambiando su nombre, denominándose a partir de entonces Hotel Regina. Se realiza una nueva adaptación interior de sus instalaciones con el fin de convertirlo en hotel de lujo ya que la ciudad no contaba con ninguno en esa época, incluso se convierte en uno de los primeros edificios de la ciudad en contar con ascensor.

Hotel Roma (1900) y Hotel Regina (1924)

El Hotel Regina se convierte desde entonces en el preferido de la burguesía malagueña de principios del S. XX y en su magnífico patio y salones se celebraban innumerables tertulias, veladas literarias, artísticas y políticas. Durante la época que se reseña fue el lugar de referencia para hospedar o agasajar a "alto nivel" a cualquier ilustre viajero que viniese de visita a la ciudad.

Entre los huéspedes ilustres que albergó el Hotel Regina, a principios de los años veinte del siglo pasado e invitado por un viejo amigo de su familia que pasaba los inviernos en la ciudad y se hospedaba en el hotel; cabe destacar la presencia de Gerald Brenan, que por entonces era un joven escritor británico que estaba realizando alguno de sus viajes por las Alpujarras granadinas y volvía a Málaga a descansar.

La actividad del Hotel Regina entra en declive como consecuencia de la inauguración de otro establecimiento hotelero de lujo en la ciudad, el Hotel Príncipe de Asturias (posteriormente Hotel Miramar), y cesó definitivamente coincidiendo con la Guerra Civil Española.


Hotel Regina, huéspedes ilustres. Gerald Brenan

El fin de la Guerra Civil marca el inicio de otra nueva etapa en la vida del edificio. La familia Álvarez, propietaria del mismo realiza una nueva adaptación de la estructura interior con el fin de adecuarlo a la nueva actividad que va a albergar, el alquiler de despachos y oficinas. De esta forma en la década de los años cuarenta del S. XX se instala en el edificio la sede de la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes, organismo que tramitaba en Málaga las célebres cartillas de racionamiento con las que la población de la ciudad se abastecía de los productos de primera necesidad. Sus oficinas ocupaban la primera planta conviviendo con otros despachos de todo tipo, situados en las plantas superiores.

La actividad de alquiler de oficinas y despachos, desemboca en un proceso que lleva a los propietarios a acondicionar habitaciones para alquilarlas y destinarlas a viviendas, por lo que desde el año 1955 se fue observando como se producía, poco a poco, un profundo deterioro que dañó la estructura interior del edificio ante la ausencia total de mantenimiento en las instalaciones del mismo. Este deterioro tiene su culminación con división del patio interior por medio de separaciones de obra a modo de pequeños quioscos que se alquilan para actividades comerciales diversas.

El progresivo estado de deterioro en el que cae el edificio, hace que durante los años setenta y ochenta del S. XX esté muy próxima una declaración de ruina y el riesgo de una orden de demolición para el mismo, incluso el lamentable estado de conservación de los pivotes sobre los que descansaba el lucernario pudo provocar su desplome sobre toda la estructura interior del edificio.

Es entonces cuando, en gestiones absolutamente directas y personales, D. Francisco Porras Fontiveros entra en negociaciones para lograr un acuerdo con los herederos de la familia Álvarez y con los alquilados que aún se mantenían en el edificio, hacerse con la propiedad del mismo, someterlo a otra rehabilitación que le devolviese su esplendor pasado y establecer aquí la sede social de EDIPSA.

El proceso de negociación con todos y cada uno de los inquilinos se culmina en 1984 y el antiguo Palacio de los Ugarte-Barrientos es cerrado entonces para afrontar un periodo de obras que duró casi dos años y que le llevaría, con su reapertura en 1986 bajo la denominación de Edificio Edipsa, a entrar en una nueva época de su historia que tiene ya más de dos siglos de vigencia y que actualmente nos permite contemplar, sin duda, uno de los edificios más bellos del centro histórico de Málaga.

La rehabilitación

Fotos históricas: Archivo fotográfico Juan Temboury. Excma. Diputación Provincial de Málaga